Reír con alguien como ayer. El mismo dia en que atravesamos las nubes al igual que cualquier otra partícula celestial o troposférica. Reír por haber aparecido o por haberse encontrado. Por haberse transportado sin saber, al mismo tiempo y en el mismo envase o nave estelar, sin cuerpo o con los cuerpos separados y después unidos en un breve saludo con la sonrisa cristalina de un abrazo para decirse adiós por la propia gracia mía. Y después, en soledad, reír porque uno cree que crece y deja de reírse después de algunos años o cumpleaños lejanos o al menos después de haber reído demasiado, como si las risas fueran mortales. Y, aunque no es tan fácil morir de risa. podré reír por lo que me queda en vida recordando maravillosos regalos: momentos extraños a pesar de lo absurdo y del humano acto de desaparecer. —————————– Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]
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Somos un Cultivo
ver más ilustraciones de la autora en: www.flickr.com/irismonge Por: Iris Monge Y eran redondas las gotas que a la distancia, y todas juntas habían armado un lienzo flexible, movedizo, reflejante y luminoso como para mostrarle la cara al cielo. Algunas fueron divididas estratégicamente para dar origen al grano y a la espiga al suelo, y a toda la gama de marrones que sumados con el cielo y los hilos del sol hicieron lo verde. …Y es así como las pieles surgieron: danzantes, blandas como el oro y llenas de energía como el cereal; surcando caminos, con el contraste favorecido por el tiempo y por dentro: como un ocaso en líquido. Igual a TODOS …igual, a todo lo que un día deja de moverse por sí solo Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]
Diablo con Grilletes
El pequeño está aquí dentro
manso, jurando promesas
y un trabajo de esclavo.
Diablo, no te creo, no es necesario….
Sé que luego de su liberación
volverá a deambular subterráneamente
recordando que un día pudo haber elegido tanto […]
Carta de una vela a Don Eterno
Te habías marchado anoche
pero en realidad me fui yo un Lunes
cuando me invitaste a compartir
y multiplicabas tu infinita luz.
Quería expresar tantas cosas hoy
(o noche siguiente)
pero te fuiste tan pronto
sin que pudiésemos decir algo.
Y yo, así derretida
me vi sin forma en mí misma
muda y llorosa por tu fugaz presencia.
Me quedé buscándote en la anchura de Buenos Aires
tan sola en esa corta y desvaneciente caminata al ómnibus.
El aire secó mi esencia,
petrificándola sin tu adiós.
En la memoria del día
en que me apegué a tu suelo,
y empecé a transformarme
siendo 20 de Enero del 6o. año del siglo…
día de noche en un cine de Santiago
cuando se estrenaba un drama político
y yo tan perdida como hoy que sé llorar
volvería a preguntar quién fuiste
solo para escuchar tus historias de cárcel y exilio,
o al menos para decirnos el título de Clooney.
No te vayas del todo, amigo del alma…
Aún no sé cuál es mi forma.
—–
Buenos Aires, 2010.
En 2006 se estrena en Santiago: «Good Bye and Good Luck». […]
Mar y Cielo
Mar en negrura atardecida
traes las olas ocultas
arqueando tus sonrisas.
Creo escuchar todavía
el momento en que una de ellas se elevó
previo a chocar contra tu inmensa roca
para decir adiós con tanta gracia
que podríamos haber filmado.
La sal está aglomerada en sí misma
dentro de la ola que te hizo desaparecer.
Y no es que exista tristeza
llorar es ya ahogarse con la misma esencia
donde hemos vivido en este extraño tiempo
en el que la estrella de tu ojo derecho nos ha mirado
constelada
detrás del vidrio del universo;
como foto de un toro sonríe llevándose a las Pléyades al hombro
dejándome ilusiones a penas.
Las noches se van diluyendo
como tinta que se derrama sobre las hojas
borrándonos las letras de todo lo que creímos habernos dicho
escrito o dibujado.
Mancha
estruendo que rompe y derriba al mismo cielo.
Porque aún no siendo convocado el llanto
La sal irrumpe de nuevo, adherente
surcando cicatrices, no solo de sangre.
Y hay algo de nada en todo esto:
tu voz y tu acento
que han terminado por convertirse
en un consuelo a la distancia
y que hoy extraño a eso de las 3:00 de la madrugada. […]
Cazador del Tiempo
Bob Gruen, taxidermista de la fugacidad, la luz y el tiempo; de bestias imposibles, deseables, delirables, que morían, reían, se desintegraban por inanición voluntaria o han ido dejando por desprendimiento, lentamente su naturaleza. […]
Sanjuanino
La cabra se está acercando… Abrazará a la cordillera escondida. No habrá dios ni castigo. Sabrá el cactus dar la precisa sombra para ocultarle al sol la mirada otra vez. No temas, corcel de caramelo, pronto me habré ido. Ilustración: «Cuyo» de Iris Monge Pony jirafa manitas de gente emitiendo ondas al espacio andino mientras una cabrita saltimboca lo observa sin poder imitarlo. —- Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]
UN CUERPO PAL’ MAR
En la primera mitad del siglo XX, hubo una hermosa mujer blanca de oscuros rizos largos y bien cachetona a la que llamaban «La Reina del Puerto». Vivía en Ciudad de La Libertad, El Salvador, y como para hacerle tributo al nombre del lugar, ella era de tener los «huevos» para entrar a las cantinas y competir con los marineros gringos en la empinada de tragos. Tanto le gustaba el mar, que un día agarró camino…. Su nombre era Carmela y tenía 15 años cuando se enteró de que su verdadera madre era la vecina de enfrente: Francisca Cruz, quien la había entregado tras parirla siendo a penas una adolescente que intentaba mantenerse con la costura, pero sin lo suficiente para criarla, ya que estaba completamente sola, sin ni siquiera una madre que pudiera guiarla. La adoptante vecina tenía la mala suerte de no poder procrear aún estando en pareja y le pidió a la niña a Francisca para criarla. Pero luego de varios años en que Francisca, tras afianzar el oficio de sastre y seguir sola, le llevaba muñecas de trapo a Carmela como regalo de cumpleaños… Carmela, sin saber la verdad, a sus plenos 15 años la despreció exclamando «-mamá, ¿por qué esta señora siempre me trae muñecas de trapo, si yo tengo las mejores muñecas de porcelana que vos me comprás?». Su madre adoptiva, un poco cansada de la adolescente respondió: «-porque ella es tu verdadera madre y vos sos una altanera de mierda. ¡Señora, si usted la quiere, llévesela, yo ya no la quiero, es una jodida» Francisca había crecido, ya era sastre de oficio, había montado un taller de costura, tenía a su cargo varias muchachas y también tenía una pequeña bebé, Clarita Luz, mi abuela. Francisca muy animada le dijo a su vecina «sí, deme a la niña, yo con gusto la recibo». Pero Carmela, llena de odio, confusión y frustración huyó primero a Honduras y luego al puerto. Fue así como se convirtió en la famosa «Reina del puerto» de aquel Puerto de La Libertad, en El Salvador. Consiguió empleo en cruceros y vivió muchos años recopilando pasajeros por años en aquellos viajes. De Ecuador se trajo algunas historias y un disco de este dúo de señores elegantes. https://www.youtube.com/watch?v=s3k8ZgiaDoA Carmela nunca quiso ser cotidiana; dicen que era de signo Cáncer, pero de maternal y casera nunca tuvo nada. Olvidó un hijo en Honduras cuando su primer marido, al que mi madre llamaba «Manano» moría temprano y luego perdería un gran amor del extranjero entre tanto viaje. Los dolores se le iban lavando con las inacaparables aguas del océano. Suelta y ya vieja, La Reina del Puerto de la Libertad, volvía un día a su país natal para hacer un fallido intento de ser nana, cuidando de mí y mi hermana, pero recuerdo muy bien esa noche en la que la estaba pasando mal… En aquella mesa de comedor que me parecía infinitamente larga estaba ella en un extremo, acusándosele de algo. Me desperté por suerte, a mis 3, 4 años cuando mi hermana de 8 años, con sus brazos cruzadas la acusaba y mi mamá la juzgaba. Vi la cara de Carmela, mi «mamatita» llena de tristeza y quise abogar por ella, pero manteniendo la verdad en mis palabras, porque creía que se trataba de una injusticia. Pregunté, limpiándome los ojos del sueño que traía, ¿qué estaba pasando?. Mi mamá dijo «Bien, la Iris nos va a sacar de dudas, ella no nos va a mentir, ¡Iris!, ¿qué es lo que te da de comer la Mamatita?!» Sabía que tenía que defenderla, decir cosas buenas sobre ella, no tenía idea sobre los modos adecuados de los adultos, pero mi mamatita siempre me llevaba de paseo por el barrio y pensé que todo venía a ser por causa de que ella nos invitaba a salir y mi hermana nunca accedía a salir con nosotras y se perdía los divertidos paseos que mamatita a diario invitaba y de los que yo volvía con cientos de emocionantes historias para motivar a mi hermana a que a la próxima se animara a salir con nosotas. Pero…. cuando mi mamá preguntó eso yo respondí con seriedad, sabiendo la rontunda verdad, creyendo que era buena, que había algún detalle que yo sabía y que podía resolver toda la penosa situación -¡Iris!, ¿qué es lo que te da de comer la Mamatita?!» -¡MUCHAS COSAS! -¿Qué cosas? -¡Chicles, caramelos, dulces, chocolates! -….Mamatita, se va a tener que ir de esta casa… -¡nooo!, ¿por qué? No logré entender nada. Pero Mamatita no dejó de decirme, cada vez que me veía, que todo lo de ella era mío. La vi empacando al día siguiente, cuando todos hablaban mal de ella. Le pregunté en su cuarto a dónde se iba y me dijo que al lugar que le correspondía a los viejos, al asilo municipal Sara. «Nadie la quería», o al menos eso decían quienes la conocían por sangre, «porque no tenía amigos, solo historias de viajes», y porque aunque era signo Cáncer, nunca supo cuidar a nadie. Aproximadamente a mis 10 años empecé a preguntar qué era «todo» a lo que ella se refería con lo que me iba a dejar, pues, en casa de mi abuela había algunos muñequitos de tela que estaban en una vitrina y mi abuelita decía «Carmela dijo que estos van a ser tuyos cuando se muera pero ahorita están acá en esta vitrina», y yo guardando silencio, porque no quería que se muriera Mamatita, un día pregunté a mi abuelita Clarita ¿qué tanto era ese tal «TODO» que ella tanto mencionaba?. Mi abuelita me sacó del asilo, agarrando mi brazo muy molesta, para decirme con tremendo odio que «todo» era NADA, «por puta y libertina», que ni las sábanas eran de ella, solo unos cuantos cachibaches que andaba en una maleta, su tal «todo» eran pura basura.Carmela murió un día de pie, durante el almuerzo en el asilo. Dicen que se paró como para decir […]