El Melón Flautista
Sonaba todo el tiempo con tal misterio que nunca supe muy bien si sabíamos hablar el mismo idioma. Razón por la cual, debido a su centro ensemillado (el cual lo hacía sonar también como maraquita), logré comunicarme sólo a través de otros seres cristalinos… gemósferos (o bien, gemas esferadas), pulidas como él: como sus cuerdas sibilantes y todo lo que lleva dentro en un intento de expresarle algo mío, sin palabra o tacto. Dulce y suavecito sus ojos brillaron como pequeños soles con miedo de mi miedo y sin entender del todo mi cariño o que me gustaría visitarlo en sus jardines y que todos sus lunares hagan sonar desde adentro a la tierra cada que rompa un melón nuevo con su canto. —- Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]