(Extracto de mi ñoño diario) San Salvador, 22 de Marzo de 1996. Salí en la tarde a comprar 3 Colones de tortillas y en la tienda estaba a la par mía Juan, el chico de enfrente de mi casa comprando un gran rimero como de 10 pesos. Me apuré a pagar e irme para ver si me seguía. Volví a ver para atrás y lo vi que venía caminando muy despacio… ¡Grrr!. Entonces me puse a hablar con Don Max, que estaba a mitad de camino, para ver si cuando se acercara me saludaba y nos íbamos juntos hasta la casa, pero él empezó a caminar más despacio y yo sentía que se tardaba demasiado. Aguardé y cuando lo vi cerca, me despedí de Don Max; corrí para la casa y lo esperé en la puerta para verlo pasar. Cuando llegó enfrente, se me quedó viendo bien contento, como que me quería saludar, entonces lo miré seria, cerré de un gran portazo y me quedé mirándolo por la ventana, escondida detrás de la cortina de encaje. Tenía cara de susto, el pobre… Se quedó así como 8 segundos, congelado. …8 segundos que dejaron de ser más porque el viento y me sacó la cortina, evidenciando mi estupidez… Me vio que lo estaba viendo y se puso a reir mirando al suelo. No sé por qué hice todo eso. ———- Problema con Tortillas #1 será publicado próximamente. […]
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Un día como cualquiera / JUSTICIA, te llamamos
San Salvador, 06 de Agosto de 2003 (…) Conocí en un viaje a un joven entusiasta de la escritura y la observación. Me enviaron a ese lugar fronterizo con Guatemala como fotógrafa de la institución. Él vive allí y es fotoperiodista. Había perdido a su madre hace poco y este domingo asesinaron a su padre. Parece ser que le jugaron una broma pidiéndole que fuera a cubrir «la nota de un muerto». Llovía, entonces nadie más lo acompañó: los mirones solo se retiraron. Se quedó abrazando a su padre degollado hasta el amanecer, cuando al fin llegó Medicina Legal. Me llamó a la media noche, mientras aún llovía. He viajado cerca de 4 horas para encontrarme con él y acompañarlo. Me era difícil reconocerlo a lo lejos sin mis lentes; pensé que era alguien con ropa sucia, pero era él quien venía caminando ensangrentado y solo por la vereda. Al verme, cayó rendido y cansado sobre mí. En sus manos llevaba la ropa del fallecido. Me pidió que me quedara la noche entera… pero no pude. Me habría gustado decirle que siempre estaré allí, pero sería mentirle. Su beso fue un impulso de emociones encontradas en frustrada búsqueda por cubrir una sensación con otra. JUSTICIA, TE LLAMAMOS ¡Justicia! mataron a Don Obdulio Linares. ¡Justicia! por la familia que sufre por la inocencia del pueblo por esta sangre vertida ¡Justicia! Que por trabajo y esfuerzo que por historia, y por vida en este mundo, de cierto se la arrebatan heridas. …Justicia, te llamamos. (…) No puedo dormir pensando en esto. Despierto deseando que él no llore. Viajaré mañana para acompañarlo. ———- Pintura: In Memoriam de Welbert Pérez La realidad en El Salvador antes de Bukele. —- Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]
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