Cafe con Mistica

Pequeños Dolores

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El corazón ha viajado
a cualquier velocidad
contra corriente
salmón brillante
salmón sin sal
salpicándole la sangre
a puros golpes de pezcarlo…

Va viajando todavía
y no se va del todo
sus únicas ventanas son las rejas que se estiran
y no lo dejan ver.

El pobre no sabe la hora en que cambia la corriente
ni las estaciones del tren que lo lleva
porque no sabe leer
y porque no mira
y porque solo…
se deja caer sobre el fango
y no tiene brazos para limpiarse
o para abrazarse a sí mismo.

Al corazón no le duele ser ciego
sino el tratar de adivinar
y perder la ruleta
decir «todo es rojo»
rojo malo
diablo rojo, cacho que puya*
punzada que duele…»

Le duele perder.
——

Puya: salvadoreñismo, acción de pinchar.

Escrito en La Plata, Buenos Aires. 2010

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Un comentario en «Pequeños Dolores»

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