Había una vez un corazón
que pedía a gritos ocupar espacio
como un elegante trofeo,
único y visible.
Pero en aquel palacio
solo se permitía entrar a la luz y al viento.
Entonces el corazón, enfurecido
¡prendido en llamas!
rompió las puertas del espacio.
Como bomba hirió cristales
como sismo, derramó su polvo.
Quería ser único
visible
Permanente en la memoria del espacio,
y como todo cataclismo
logró perpetuarse en la Historia viva del espacio.
—————————–
Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales.
Comparte este artículo: