Cafe con Mistica

El Hombre de Los Sueños Rojos

Pintura de Carlos Larracilla

Con los muslos estiradosapoyaba su cadera izquierdafirme,como un monumento libertarioque se tendía o extendía…o entendía a su modo cosasdifíciles de organizarporque se encontraban sumergidas, juntasy les daba el sol por partes. Cuando aquellos desorganizados pensamientos se elevaban emitían brillos y destellostan similar al aguaaunque para él todo le parecía rojocomo el raso del pijama con el que solía dormir aladoy, también al ladosobre el cuerpo de una bruja. Bruja, que le había robado sus bellas y pequeñas alas para escaparsea comer las semillitas del budín que él mismo había elaboradoy con el que se cansó de batir, y batir… y batir aquellas alas antes de perderlas. Porque entre tanta espuma inflada,la bruja se le mezcló con yemas y lácteosy desde un remolino movedizoaquella cosa grumosa, le chupó sus tornasoladas plumas bioluminiscentes. Inmediatamente, su cuerpo erecto se zambullóen un intento de recuperar brillo y la capacidad de elevarse sobre el cielopara seguir relampagueando, …pero ya estaba dentro y lejosen un océano que lo aunó molecularmente. Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]

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1989

Ay la bicicleta… soltó un aire antes de deslizarse por el sendero y tras haber vuelto unas cuatro veces con todo su brillo y fama los niños fueron desapareciendo. Los gritos enlagrimados los espantaron y la bici se fue oxidando se fue haciendo más chiquita y yo dejé de entenderla. 3-12-15 (En 1989 acontecía una guerra civil en El Salvador) —- Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]

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Sueño Seguido

Cruzando el río estabas sobre escarcha caminando a risas claras y yo en suspiro de tantas ganas sonrojo y sonrío. El río de tela soplaba a galope amarillo tu pelo separaba ¡ay!, el viento atardecido al invierno te llevaba mientras yo, a la sombrilla de una flor me aferraba. De lejos, ennubecido un volcán te llamaba todo lleno de nieve el cono se paraba. Vos, soñorecido señor, me saludabas y así, enblanquecido de norte y sur jugabas: las gotas del rocío allá, ‘tan congeladas. —- Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]

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