Parecía un angelito, todo hecho con pétalos floridos… ¿cómo no se lo iba a llevar la primavera? enmedio de esos aromas de pequeñas florecillas blancas a las que nunca les supe el nombre. Sus dedos eran flautas y aquello que sonaba, me hacía menear por dentro musicalmente como si fuese humo… él y una misma, apartando el miedo quién sabe si por soplido o «sahumamiento» o si fue el simple hecho de tener incorporado en sí eso de saber viajar y viajarlo todo con el empuje de sonoras ondas. «Esa brisita me habla, ¿qué me estará queriendo decir?» fue el último mensaje con el que concluyó lo nuestro haciéndome reir junto a él quizás para citarse a sí mismo o predecir el final de lo nuestro. ———— Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]