Con los muslos estiradosapoyaba su cadera izquierdafirme,como un monumento libertarioque se tendía o extendía…o entendía a su modo cosasdifíciles de organizarporque se encontraban sumergidas, juntasy les daba el sol por partes. Cuando aquellos desorganizados pensamientos se elevaban emitían brillos y destellostan similar al aguaaunque para él todo le parecía rojocomo el raso del pijama con el que solía dormir aladoy, también al ladosobre el cuerpo de una bruja. Bruja, que le había robado sus bellas y pequeñas alas para escaparsea comer las semillitas del budín que él mismo había elaboradoy con el que se cansó de batir, y batir… y batir aquellas alas antes de perderlas. Porque entre tanta espuma inflada,la bruja se le mezcló con yemas y lácteosy desde un remolino movedizoaquella cosa grumosa, le chupó sus tornasoladas plumas bioluminiscentes. Inmediatamente, su cuerpo erecto se zambullóen un intento de recuperar brillo y la capacidad de elevarse sobre el cielopara seguir relampagueando, …pero ya estaba dentro y lejosen un océano que lo aunó molecularmente. Todos los derechos reservados. Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. […]