Almendra espolvoreada
sabor de mazapán solecido
blanco amarillo sumergible
así nomás con la cara en lo seco
suavecito en doble forma de gema luna
de azúcar, de crema o arena
brillándole lo Pólux
todo doble, doblemente irresistible
volándose entre difusas épocas al son del gelatinoso tiempo
y del brillo inexplicable de cuánto Mercurio tiene allíjunto al Sol…
Se funde, se funde lo rubio y lo plateado
y brillan los fractales vítreos, con susurros reflectantes
mientras lee cuentos de 1930 con antigüedades como “ómnibus”
y en mi delirio me pierdo
imaginando un tren espacial
que suena como clavecín con dos flautas por antenas mugiendo alborotado.
Y no es que no pueda seguirlo, sino que de vez en cuando me gusta perderme
un tanto más lejos
como se pierden los ayeres, más rápido que las lunas
y se ha perdido ya aquél último
con su dosis de atardecer apagando la bóveda celeste
y encendiéndonos la impactante redondez blanca del astro seco
al frente, bien centrado entre los dos…
”-ojalá así fuera siempre”,
dijo,
”siempre” como un efímero domingo a 20° grados
con flores de limón
y el afán de sumergirle la cara en el mazapán gemelo dulce
mientras sonaban los placeres en conjuntas agonías.