Corazón de blandura corroída
hace falta que te estrelles vigorosamente contra tu propia jaula:
fauces quebradizas
inmaculadas;
fauces que retienen en pesada quietud el palpitar del tiempo,
tiempo que vas modificando a tu antojo
olvidándo el sentir de otros;
acusando injustamente de lo insólito
que más bien sos y despreciando.
Un solo golpe haría escurrirte lo interior
para darte un poco de libertad y respeto.
El resto se ha cansado de iluminar tu puerta,
o limar la herrumbre en lo blando…
semejante cuidado solo ocasiona ira.
Hoy serás desterrado
deseando para siempre que muera:
devoción, calumnia y llanto.
El retorno del sordo moho inerte no es bienvenido
porque tristemente
salpicaría en la brillantez de la solitaria armonía.
Hoy,
los granos de tierra han vuelto a su cuenta original
sin sobra o falla.
Un solo corazón amarillo tendrá por gozo
letra, color y vida.
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