Sueños hechos «REALIDAD»
«La REALIDAD no existe»
Y mucho menos es única. Lo comprobé cuando soñé que me había ido de viaje a pasar unas vacaciones a lugares celestes con blanco, rocas inmensas de vívidos colores tierra, donde habitaban seres alados con plumas y picos espumosos. Al volver del viaje, contaba a mis amigos todo como si lo hubiera soñado mas no vivido; sacaba mi cámara de la mochila, con cierta congoja, repitiendo lo de siempre: que era una pena no tener evidencia de todo lo que vi, que me gustaría poder tener fotos de todo lo que sueño para que puedan ver con sus propios ojos, las hermosas maravillas que se me presentan, pero que es triste no poder captar pruebas y traerlas. Encendí mi cámara, como en un impulso de esperanza y ¡CHAN! maravillosamente 😮 ¡sí tenía fotos del sueño!.. Era «un sueño hecho realidad»: Las fotos lo convertían en algo «más tangible» (lejos de filosofar sobre lo virtual e inmaterial de un producto digitalizado) y, por otro lado, se convertía en realidad porque al fin lograba haber tenido el mágico poder de transportar «algo» desde la dimensión onírica a este plano físico.
….Lamentablemente, había perdido la consciencia de que ese momento, también era un sueño 🙁
Pero había algo raro en todo esto: si bien aparecían fotos de cosas que estaba contando, también las habían de cosas que no recordaba haber «vivido» en aquel paseo, como el hecho de haber andado a caballo con un tipo muy guapo, pero que me daba la impresión de que no me caía bien, pues haciendo el esfuerzo de recordarlo, me parecía un baboso mirón, sin más nada interesante que su apariencia. Entonces pensé (como para darle una explicación al asunto) en todo lo que obviamos cuando narramos (lo que parece haber sido una historia, por su forma en el relato, las palabras que utilizamos y lo que damos a entender en el discurso, que nunca va a recopilar la totalidad de los hechos; por aquello mismo que se habla de los relatos en los Medios, Documentales: el punto de vista, el encuadre) pero también me hizo reflexionar en todo lo que se diluye de la memoria y/o la consciencia de que así sea, porque es algo natural, propio de la atención, las impresiones, la emotividad subjetiva, etc., y que nunca, ni trayéndose fotos, podremos repetir lo vivido tal cual fue, ni recordar todos los detalles, ni compaginar a cabalidad con el relato de otros. Mi sueño, mi viaje o lo que sea, no era el mismo para mí, para lo que contenía la cámara, para quienes me escuchaban y para el chico guapo.
La «realidad» está sujeta al modo en que se cuenta y muere cuando callamos. Es inexistente lo que no se recuerda y lo que no se dice y hasta que se dice, existe, o al menos así funcionan las cosas en la sociedad, cuando pasan siglos y se omiten hechos como matanzas, invasiones y se omiten causas, intenciones o se tiñen de «objetivos libertarios».
Pero, volviendo…¿quién carajo sacó entonces las fotos? (el fotógrafo me estaría ayudando a dar fe en parte, pero también dejó de coincidir en algún punto con mi propia noción de los hechos).
Despertar fue como cuando se te velaba un rollo… otra vez, no tengo las fotos, todo es siempre una ilusión y lo que cuente, adquiere diversas formas en la mente de quien lo asimile.
Me había dado bastante trabajo tratar de reconstruir el recuerdo y relato sobre el ahora cabalgante compañero después de semejantes evidencias que me estarían contradiciendo, sinceramente, sin darme cuenta, pero ya ¿para qué?. Creo que así mismo puede uno dejar los pasados poco útiles que ocupan tiempo mental, para empezar a vivir un poco más contentos el trayecto, a pesar del olvido, el fallecimiento o las incongruencias propias del no poder retener ni reproducirlo algo tal cual fue… si es que fue, pues todo dependerá del ojo, el estado de ánimo y nivel de comprensión de quienes se enteren, digan si ocurrió o lo pongan en duda.
❤️❤️❤️ Amigos, antiguos suscriptores: estoy migrando y reeditando mi blog anterior, para reorganizarlo acá. Disculpen las molestias. ❤️❤️❤️
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